El ritmo de la cancha by Jacobo Rivero

autor:Jacobo Rivero
La lengua: spa
Format: epub
editor: Clave Intelectual
publicado: 2017-10-26T00:00:00+00:00

El ritmo de La Vega

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'Aquí, compadre, hasta la religión se mestizó. Tenemos un San Juan a nuestra manera: Tenemos uno desde el punto de vista occidental, muy puro, pero también tenemos a San Juán guaricón, bien borracho y bien gozón, como somos nosotros. Así de claro'.

Edgar Pérez, en M ARC VILLA, La Vega resiste, documental, 2002.

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La Vega es una de las 32 parroquias que forman Caracas, donde se calcula que viven más de 140.000 personas. Si se recorre el barrio desde la parte baja, su puerta natural de entrada desde el centro de la ciudad, hasta lo más alto de la ladera donde se amontonan construcciones de todo tipo, en un diseño de urbanismo caótico, uno puede encontrarse los distintos matices de afinidad con el llamado 'proceso revolucionario' que vive el país desde la llegada de Hugo Chávez al poder. Desde sedes de grupos oficialistas hasta proyectos más autónomos que trabajan para el barrio de forma independiente, la mayoría unidos sentimentalmente con el presidente Chávez, pero no tanto con el partido que representa, que acumula –siguiendo la tradición política del país– algunas acusaciones de corrupción.

La violencia era la habitual forma de solucionar los conflictos hasta hace unos años. Al caer la noche, pocos se atrevían a salir a la calle, por lo que pudiera pasar, y verse envuelto en un fuego cruzado (balacera) era una posibilidad que había que asumir si uno decidía salir de casa a partir de cierta hora. Si había que acudir a alguna urgencia médica, las ambulancias no entraban en el barrio por miedo o prevención.

Pero La Vega ha cambiado: aunque es cierto que Venezuela sigue siendo un país con altos índices de violencia, no se puede comparar con lo que ocurría hace más de una década. Ahora las calles tienen otro ritmo, y la sanidad, la educación o la alimentación básica están al alcance de más gente y no son una quimera imposible para buena parte de la población. También, tras décadas de luchas vecinales que comenzaron en los años setenta se consiguió un sistema de alcantarillado o la llegada de agua potable a la mayoría de viviendas. Poco a poco el barrio se fue dotando de unas infraestructuras mínimas, algunas de ellas sostenidas por los propios habitantes. Al calor del nuevo proceso político abierto con la llegada de Chávez al poder en 1998, pero con mayor fuerza desde el año 2002, se inició un proceso de empoderamiento por parte de la población, especialmente de las mujeres. Una transformación que abarcó desde cursos de alfabetización hasta la designación para ocupar cargos de responsabilidad en la administración, en un país donde el machismo era regla común.

A pesar de las dificultades, La Vega siempre tuvo vida propia más allá de la violencia y la miseria, en buena medida gracias a las organizaciones comunitarias, que mantuvieron muy presentes un espíritu de pertenencia al barrio y la voluntad de construir un espacio social al que sentirse unidos. Una sensación que se reafirma cada año principalmente alrededor de la fiesta de San Juan Bautista.

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